Sucot relaciona el tiempo de la cosecha en tres dimensiones: los frutos dados
por la tierra física, los frutos dados por nuestra propia tierra, y la gran cosecha de
almas para el Señor.
- La cosecha en la tierra física.
Sucot, está relacionado con el tiempo de la cosecha; para obtener una cosecha, primero se tuvo que adaptar la tierra, sembrar la semilla, regarla, cuidarla y cosechar el fruto en el tiempo óptimo de madurez; donde se podrán disfrutar todas las propiedades de las frutas.
Por ejemplo; hay frutas que son climatéricas y no climatéricas; las climatéricas son las que una vez se bajan del árbol, siguen madurando, como el aguacate; y las no climatéricas, son las que una vez cosechadas no siguen madurando como la fresa. Es decir, que, si una fresa se cosecha de color verde, no es apetecible para consumir; porque la fruta está dura e insípida. Sin embargo, cuando se cosecha en su estado óptimo de madurez, podemos disfrutar de su dulzor, textura, color y sabor.
No obstante, para que haya cosecha, es fundamental el clima; esto es la lluvia temprana y tardía. Así como la provisión en todo lo que implica la siembra, el riego y la cosecha. Sucot también se relaciona con la fiesta del agua, los agricultores le dan las gracias a HaShem por la cosecha del año presente y le ruegan que les envíe lluvias para el año venidero [1].
2. Los frutos dados por nuestra propia tierra.
De modo similar, de manera individual, nuestra vida debe dar una cosecha, es decir debe dar fruto.
En primer lugar, nuestra tierra debe ser sembrada, regada y la semilla debe germinar y el fruto debe formarse y crecer; como dice la escritura:
“Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Di-s, que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. Porque nosotros somos colaboradores de Di-s, y vosotros sois labranza de Di-s, edificio de Di-s” [1 Co. 3:7-9].
El hecho de regar la tierra; podemos verlos de dos maneras: la primera es que nosotros regamos nuestra propia semilla. ¿Cómo la regamos?
Nuestra tierra, necesita ser regada todos los días con agua; entendiendo el agua, como todas las herramientas espirituales que nos permiten crecer; entre ellas: leer diariamente la biblia, el estudio de la Torá, la oración, el ayuno, la vigilia, la intersección, la adoración y la alabanza; para que a su tiempo de fruto.
La segunda, es que nosotros podemos ser instrumento en las manos del creador para regar otras tierras; unos son los que siembran, y otros son los que riegan; dependiendo el propósito del eterno podemos ser usados, o para sembrar la semilla de su palabra, o para regar su semilla, es decir la palabra que en algún tiempo ya había sido sembrada. Pero el crecimiento lo da el Señor. Solo somos obreros.
En segundo lugar, nuestro fruto debe verse y ser recolectado en el tiempo oportuno; para que sea apetecible, así como en el caso de las frutas.
¿Y cuál es el fruto que debemos dar?
Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza [Gál. 5:22-23].
El primero de los frutos del Ruaj HaKodesh manifestado en nuestra vida debe ser el amor; sin amor nada somos, venimos a ser como un metal que resuena o címbalo que retiñe [1Co. 13:1-2].
Es tan importante el amor que cubre multitud de pecados [1 Pe. 4:8], es tan conveniente amar, que Yeshúa nos manda a amar, orar, bendecir y hacer el bien; a nuestros enemigos, a los que nos oprimen y maltratan [Mt. 5: 37-44].
Es tan vital amar, que Yeshúa dijo: Amarás al Señor tu Di-s con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo [Mt. 22:37-39].
El segundo fruto del Ruaj HaKodesh es el gozo; pero antes del gozo lo precede el amor; sin amor no puede haber alegría.
En tercer lugar, el fruto que damos debe servir a otros. Así como los árboles, dan fruto para el servicio, alimentación y deleite del hombre.
3. La gran cosecha de almas para el Señor
De manera colectiva, la cosecha se relaciona con el ser humano: donde se necesitan obreros que prediquen el evangelio y donde un día todos seremos cosechados. Por eso escrito está:
“Recorría Yeshúa todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” [Mt. 9:35-38].
“Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura. Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada.
Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda. Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras. Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios” [Apc. 14:14-20].
Amigo lector; viendo sucot como la fiesta de la cosecha; podemos hacer 3 reflexiones.
- Si el eterno es quien nos permite disfrutar de la cosecha y tener alimento en nuestra casa, yo les invito a que cada uno nos hagamos estas preguntas:
¿Somos agradecidos con la provisión diaria que el eterno nos da? ¿Santificamos su nombre al iniciar a comer y cuando ya hemos sido saciados? ¿Damos buena administración a los alimentos que el eterno nos da o los tiramos a la basura, porque los hemos dejado dañar o porque no nos gustan? ¿Comemos saludablemente para cuidar nuestra salud o comemos solo para satisfacer nuestros deleites? ¿Tenemos la sensibilidad de proveer de lo que Di-s nos da a otros que necesitan el alimento, como nuestros familiares más cercanos? ¿Somos sensibles a su necesidad, o solo si estamos saciados agradecemos a Di-s; pero no pensamos en los nuestros?
- Si nuestra vida debe dar el fruto, y el amor antecede todos los frutos, les invito a reflexionar en estas preguntas:
¿Nos amamos a nosotros mismos?, ¿Nos aceptamos como el eterno nos creo? ¿Entendemos que cada uno tiene un propósito diferente en la vida y por ello no debemos compararnos, ni desear lo del otro? ¿Somos felices con nosotros mismos? ¿Nos cuidamos a nosotros mismos? ¿Cuidamos nuestra salud, alimentación y bienestar, o vivimos en función de otros? ¿Trabajamos por los sueños que el eterno un día puso en nuestros corazones o creemos que es tarde para cumplirlo? ¿Será que nos falta amarnos más?
- Si sucot, es la fiesta de la cosecha para el Señor, relacionada también con el fin de los tiempos, ya que el Señor no quiere que nadie se pierde, sino que todos lleguen al arrepentimiento. Les invito a reflexionar en las siguientes preguntas:
¿Somos instrumentos del eterno para sembrar y regar su palabra a las personas? ¿Oramos porque las personas cercanas, con las que trabajamos todos los días, conozcan al Señor? ¿Vemos con misericordia a las personas; o simplemente los vemos como hombres o mujeres?, esto es; todo ser humano tiene sus debilidades, necesidades, luchas, dificultades; y cuando podemos ver al otro con misericordia, podemos ser instrumento del eterno; y podemos ratificar que nosotros también tenemos nuestras falencias, y es el eterno quien nos hace fuerte en nuestras debilidades.
Que esta fiesta de sucot, sea una fiesta de reflexión, que analicemos, si estamos siendo agradecidos por la bendición del Señor en nuestra vida, si nos estamos amando a nosotros mismos lo suficiente, para así poder amar a los demás y si estamos siendo instrumentos para HaShem para la gran cosecha de los últimos tiempos.
Jag Sucot Sameaj.
Referencias
[1] Embajada de Israel en Perú. La fiesta de las cabañas. Disponible en: https://embassies.gov.il
***

Miembro de la comunidad Yovel, Dra. Ingeniería de Alimentos. “Nada tenemos que no hayamos recibido” [1 Cor. 4:7]
