Por Martha Tarazona
“Este artículo describe las mujeres que tuvieron el mérito de ser escogidas como
Rebeca, Séfora, Rut, la mujer samaritana, para beber del agua que las llevaría a la
bendición en sus vidas y expone cómo nosotros podemos lograrlo.”
La parasha Jayei-Sara [Gén.23-28] menciona cómo el siervo de Abraham; Eliézer, corre
hacia Rebeca y le pide que le de beber un poco de agua de su cántaro, y ella
responde: Bebe Señor mío y también para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben
de beber. En este relato se puede observar la fe que tenia Eliézer en que HaShem
haría misericordia con su Señor Abraham; y le pone una señal al Eterno en cuanto a lo
que él le diría a la doncella y lo que ella respondería: “Sea, pues, que la doncella a
quien yo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y
también daré de beber a tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para tu
siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor” [Gén.
24:14], y HaShem prosperó su viaje, y salió con Rebeca quién alzó sus ojos y vio a
Isaac y preguntó ¿quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros?. Isaac
tomó por esposa a Rebeca y la amo. En esta historia se expone:
1) Un padre que ama a su hijo y encomienda al criado de mayor confianza de su
casa que tome mujer para su hijo Isaac.
2) Un novio que está esperando a su amada.
3) Una novia que es probada en la capacidad de dar y servir.
4) Un lugar específico como lo es el pozo con agua que representa la provisión; en
este caso para satisfacer una necesidad básica del hombre y de los animales.
5) Hay un mérito de Rebeca de ser la escogida: era de hermoso parecer, virgen, a
la que no había conocido varón [Gén.24:16]. Según Rashi, Rebeca se sintió
atraída por la nobleza, bondad, fe en HaShem, personalidad y actitud de Eliézer
y comprendió desde el primer momento que iba a encontrar en Isaac un alma
parecida a la suya [1].
Una historia similar, se relata con Moisés después que huyó del Faraón por haber
matado al egipcio; estando junto al pozo en tierra de Madián vinieron siete doncellas a
sacar agua para llenar las pilas y dar de beber a las ovejas de su padre, éste las
defendió de los pastores que las habían echado de allí y les sacó agua y les dio de
beber a las ovejas. El padre de estas mujeres mandó llamar a Moisés y le dio por
esposa a Séfora [Ex.2:16-22]. En esta historia también describe: un padre, un novio,
una novia, un pozo y un mérito en Séfora de ser la escogida; aunque la biblia solo en
tres ocasiones menciona a Séfora como esposa de Moisés y madre de sus dos hijos
Gerson y Eliezer, no hay más información que describa el mérito que tuvo, sin
embargo, era una mujer de origen pagano que se había convertido a la ley de Israel [1].
En la historia de Rut y Booz, éste le permite espigar en su campo y beber agua de la
que sacan sus criados [Rut 2:8]. Este relato también relaciona: un novio, una novia, la provisión del agua y un mérito en Rut para ser la escogida; esta mujer se propuso
voluntariamente mantener a su suegra recogiendo el alimento del campo. Abandonó
Moab, su pueblo de donde era princesa (hija del rey Balak), sin embargo, estas dos
actitudes no fueron las que la enaltecieron, sino su deseo de actuar como una mujer
judía por excelencia, de esta manera mostró su fuerza espiritual con el pueblo judío [2].
En el relato de las diez vírgenes, cinco prudentes que tomaron aceites en sus vasijas
junto con sus lámparas y cinco insensatas, que no tenían suficiente aceite; pero
mientras fueron a comprar vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con
él a las bodas; y se cerró la puerta [Mt.25:1-13]. Este texto relaciona: el novio, la novia,
el aceite como provisión, y el mérito de las cinco vírgenes de estar preparadas.
Estando Yeshúa en el monte de los olivos predicando a los discípulos sobre la venida
del mesías, el reino de los cielos, las señales y el fin del siglo, les explicaba que serán
reunidas delante de él todas las naciones y apartará los unos de los otros, como aparta
el pastor las ovejas de los cabritos, entonces dirá a los de la derecha (ovejas), heredad
el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo; porque tuve sed y me
diste de beber…[Mt. 25:31-35].
Esta enseñanza de Yeshúa a sus discípulos, se refiere a la novia (las ovejas), el novio
(mesías) y el mérito; como las buenas acciones: representadas en dar de beber, de
comer, vestido, hospedaje, visitación de enfermos y presos. Estas buenas acciones no
son solo para nuestras familias, amigos, compañeros, es también para quienes nos
hacen el mal, porque escrito está: Así que, si tu enemigo tuviera sed, dale de beber,
vence con el bien el mal [Rom. 12:20-21].
Estando Yeshúa en Sicar (Samaria) en el pozo de Jacob, vino una mujer de Samaria y
Yeshúa le dijo: Dame de beber. A diferencia de las historias anteriores, ella no lo hizo
inmediatamente, sino que hizo preguntas: ¿cómo tu siendo judío me pides a mi de
beber que soy mujer samaritana?, ¿De dónde pues tienes agua viva? ¿Acaso eres tu
mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo del cual bebieron él, sus hijos y
sus ganados? Respondió Yeshúa y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua,
volverá a tener sed; más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás;
sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida
eterna [Jn. 4:5-15]. En esta historia describe: una mujer que es restaurada por la
revelación del mesías en su vida. El mérito es el arrepentimiento de sus pecados, la
rectificación y creer en Yeshúa; ella le pide que le dé de beber del agua de vida eterna
y da testimonio a muchos samaritanos que creyeron en Yeshúa por las palabras que
ella relató.
Estando Yeshúa en Galilea celebrando la fiesta de sucot o de los tabernáculos en el
último día de la fiesta, se puso en pie y alzó la voz diciendo: Si alguno tiene sed venga
a mi y beba. El que cree en mí, como dice la escritura, de su interior correrán ríos de
agua de vida [Jn. 7: 37-38]. Estos versículos también relacionan la novia; que está
siendo llamada a beber agua, el novio (Yeshúa) y el agua como señal de vida eterna.
Finalmente, se puede concluir que el Padre (HaShem), anhela una novia para su hijo
(Yeshúa), esta novia debe tener el mérito que tuvo Rebeca (sirvió a otros y tuvo
sensibilidad y discernimiento), Séfora (dejó el paganismo y creyó en el Di-s de Israel),
Ruth (actuó como una mujer judía), las cinco vírgenes (tenían suficiente aceite en sus
lámparas), la mujer samaritana (se arrepintió, hizo rectificación y creyó en Yeshúa), las
ovejas en la parábola (Dieron de beber, comer, vestido, fueron hospedadores, visitaron
enfermos y presos), y así como Rebeca preguntó: ¿quién es este varón que viene por
el campo hacia nosotros?, Yeshúa saldrá al encuentro de la amada, y dará de beber
agua de vida eterna; ¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos?
¿éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que
hablo en justicia, grande para salvar [Is. 63:1], “Mirad a mi amado como viene saltando
por los montes” [Cant. 2:8].
Que sea el Eterno teniendo misericordia de nuestras vidas como la mostró con
Abraham, al prosperar el camino de Eliezer y encontrar la novia, que podamos avanzar
en los méritos para ser merecedores de ser la novia, de beber del agua de vida eterna
y estar en las bodas del cordero, con nuestro amado Yeshúa HaMashía.
Referencias
[1] Munk, E. (2001). La voz de la Torah. Comentario del pentateuco. Edición original en
Fancés. Fundación Samuel y Odette Levy. Paris.
[2]. Aiken, L (2003). Ser una mujer judía. Antología sobre la mujer judía. Edición
especial y publicación. King Salomon, Torah y arts, Jerusalem-Bogotá. Pág. 118.
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Miembro de la comunidad Yovel, Dra. Ingeniería de Alimentos. «Nada tenemos que no hayamos recibido» [1 Cor. 4:7]
