Escrito está, en Romanos 8:18-19: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Di-s”.

El apóstol Pablo relata lo que es la vida en el espíritu: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Di-s, estos son hijos de Di-s. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” [Rom. 8:14-15].

La parashá Vayeshev (“y se estableció”) describe la manifestación de un hijo de Di-s: José [Gén. 37:1, 40:23]. Este fue destinado por el eterno para grandes cosas; tenía el don de soñar e interpretar los sueños, amado por su padre, aborrecido por sus hermanos, un hombre esclavo, tentado a pecar por la esposa de Potifar, sin embargo, todas estas cosas lo estaban conduciendo al cumplimiento de su propósito. 

Como lo expresó el profeta Jeremías: “Conozco, oh Di-s, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos” [Jer. 10:23], es decir que todo lo que sucede, el eterno lo sabe, nada se sale de su voluntad y todo tiene un propósito que tal vez en el momento no lo entendemos, pero puede ser o no, que mas adelante podamos entender por qué o para qué sucedieron las cosas. 

En el caso de José todos estos sucesos se dieron para permitir la manifestación de un hijo de Di-s. 

José llegó a ser el asesor del Faraón, gracias al don de interpretar sueños dado por Di-s. “y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como este, en quien esté el espíritu de Di-s?” [Gén.41:28]. Faraón reconocía la presencia de Di-s que era manifiesta en José.

“Mas Di-s estaba con José, y fue varón próspero y estaba en la casa de su amo el egipcio y vio su amo que Di-s estaba con él, y que todo lo que él hacía Di-s lo hacía prosperar en su mano. Así halló gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía” [Gén. 39:2-4].

Daniel también fue un hijo de Di-s en el que se manifestó su gloria con los reyes Nabucodonosor, Belsasar y Darío. Daniel tenía una sabiduría superior, la capacidad para interpretar sueños, descifrar enigmas y resolver dudas.

Sucedió que Nabucodonosor había dado la orden de matar a los sabios de Babilonia porque no se había dado la interpretación al sueño del rey.  Entonces, Daniel habló sabia y prudentemente a Arioc Capitán de la guardia del rey, para pedir al rey un tiempo y buscar de parte de Di-s la interpretación del sueño. 

Fue así, como Daniel se unió con Ananías, Misael y Azarías, y oraron a Di-s por misericordia e interpretación del sueño. Y Di-s escuchó y respondió su oración.  

“Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Di-s de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. Él revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz. A ti, oh Di-s de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a conocer el asunto del rey” [Dn. 2:20-23].

Finalmente, “el rey Nabucodonosor engrandeció a Daniel, y le dio muchos honores y grandes dones, y le hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia, y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia” [Dn.2:48].

En el caso de Daniel con el rey Darío, éste entendió que había un espíritu superior en Daniel al guardarlo Di-s de los leones y ordenó: “De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Di-s de Daniel; porque él es el Di-s viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin” [Dn. 6:26].

En estas dos historias podemos ver el respaldo de Di-s, su gloria, su poder, su manifestación, su amor, su misericordia obrando en lo sobrenatural que solo Él puede hacer. Vemos dos reyes que sin temor a Di-s reconocieron que tanto en José como en Daniel se manifestaba la presencia de Di-s, fueron respetados y puestos en lugares muy altos. 

Este es el llamado que tenemos los hijos de Di-s en estos tiempos, sin importar ni excusarnos, de cuál sea nuestro farón, rey o jefe, somos llamados a manifestar la presencia del HaShem en nuestras vidas, la presencia de la Ruaj HaKodesh, se tiene que notar con hechos, con cosas tangibles, reales en este mundo físico y terrenal en el que estamos. Nuestros superiores deben ver que realmente somos hijos de Di-s y que en nosotros habita un espíritu diferente; el espíritu santo del Elohim viviente. 

Que el Señor permita que su gloria sea manifestada en nuestras vidas y nos haga personas sabias, prudentes, inteligentes, obedientes, de oración, de clamor, de fe, de esperanza, personas que actúan, personas valientes que pueden entrar con una palabra de Di-s delante de los reyes, jefes o superiores, como lo hicieron José y Daniel.  Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Di-s.

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¡Shavua Tov!


Miembro de la comunidad Yovel, Dra. Ingeniería de Alimentos. “Nada tenemos que no hayamos recibido” [1 Cor. 4:7]

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