Rosh Hashaná y las certezas en medio del cambio

Los días que comienzan con Rosh Hashaná nos invitan a detenernos y revisar nuestra vida con honestidad. Son jornadas de reflexión y balance en las que inevitablemente surgen preguntas: ¿Qué hemos hecho con el tiempo y la vida que Dios nos dio?, ¿hemos aprendido de los errores que ya reconocimos y por los que pedimos perdón?, ¿qué actos de justicia y bondad presentamos ante Dios?, ¿dónde hemos estado como comunidad?

La plegaria que pronunciamos en conjunto mantiene siempre la misma esencia: que Dios recuerde lo bueno, perdone lo que nos apartó de su camino y nos dé la fuerza necesaria para hacerlo mejor en el futuro.

Vivimos un momento histórico de transformaciones profundas, impulsadas por nuevas tecnologías y cambios en la manera de comprender el mundo. Incluso los valores que parecían más firmes hoy son cuestionados. Lo que estamos experimentando no es otra cosa que el cambio, y ese cambio trae consigo una sensación de pérdida por el mundo que conocíamos.

El Rabino Jonathan Sacks señaló que el cambio genera diversas crisis, aunque quizá la más reveladora es la espiritual. Preguntaba: “Cuando los valores atemporales se ven amenazados, ¿reaccionamos luchando contra el cambio, si es necesario con violencia?, ¿cedemos ante él sin más?, ¿o hay una tercera posibilidad? Por extraño que parezca, ese es el tema de Rosh Hashaná y Yom Kippur” (Sacks, 5768/2007).

Los creyentes tememos al vértigo de un mundo que cambia, pero a la vez esperamos con esperanza la transformación interior que prometen las fiestas que se inician con Rosh Hashaná. Cada año, regresamos a este momento con la certeza de que son los tiempos de Dios los que marcan el mejor camino.

La verdadera certeza está en aceptar el cambio, en confiar en la renovación que trae consigo cada nuevo ciclo. El propio Rabino Sacks recordaba que la palabra shaná (año), en hebreo, proviene de una raíz que significa, al mismo tiempo, “repetir” y “cambiar”. El ciclo de fiestas que comienza con Rosh Hashaná, que para algunos puede parecer una simple repetición, es en realidad una invitación al cambio.

El tiempo mismo guarda esa paradoja: hay ciclos que se repiten – las estaciones, las etapas de la vida- pero también transformaciones profundas e irreversibles. No podemos volver al mundo de antes, por eso necesitamos recursos interiores que nos permitan enfrentar la incertidumbre y lo inesperado.

La fe en Dios es la guía que nos muestra el rumbo cuando ya no sabemos por dónde ir, como el Arca acompañó al pueblo en el desierto. Cada inicio de ciclo, cada balance de año, nos expone a la duda y al temor, pero también abre la posibilidad de confiar y renovar la esperanza.

Lo que permanece, incluso en medio de los cambios, es la certeza en Dios y en los valores que Él nos entrega. Rosh Hashaná y Yom Kipur nos enseñan que el futuro puede encararse sin miedo, con confianza en el Eterno y con la determinación de vivir con justicia.

Que este nuevo año sea un tiempo de bendición y fortaleza en medio de la transformación.

 Shaná Tová Umetuká


Soy Valentina Jaimes, miembro de la comunidad Yovel desde su fundación. A los 17 años, durante un voluntariado en Israel con niños kurdos, reafirmé mi amor por Di-s y comprendí que servir a los demás es parte esencial de mi propósito de vida.
Esa experiencia me llevó a formarme como enfermera y, más adelante, como Magíster en Salud Pública, orientando mi camino profesional hacia la promoción de la salud y el trabajo con las comunidades. Me apasiona comprender la salud como un fenómeno integral, especialmente desde una perspectiva espiritual y judía, fuente constante de respuestas en mi vida que hoy deseo compartir con los lectores.

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